The COVID-related surge in anti-Asian violence is physically and spiritually assaulting Asian American and Pacific Islander communities. This violence re-emerged from America’s historical and pervasive sin of racism. Asian American and Pacific Islander children and adults are facing assaults with racial slurs, bullying, spitting, physical injury, and even death. These are not new in communities where Peoples of Color live. These violent acts of racism have and are happening in cities and towns across the United States. The virus of racism cannot be allowed to run rampant.
We the Association of Asians and Pacific Islanders - ELCA call on our church to once again unequivocally denounce racism by taking immediate actions to defend, protect, and uphold the safety and lives of Asian Americans. 1 Corinthians 12 tells us that we are one body with many members. This member of the body is suffering. Let us bear this suffering together as one body.
We call on our church:
⦿ to model the example of Jesus whose compassion was made visible by acts of love, culminating in embracing bodily harm to save us;
⦿ to undergird and measurably advance its fight against racism and apathy, in all expressions of the church;
⦿ to model how to tap into Jesus’s deep empathy as our collective power to stand against violence and promote the way of Jesus instead;
⦿ to urge, facilitate, and invite all people in the ELCA’s sphere of influence, both within the church and beyond it, to unite in this crucial battle;
⦿ to declare a Sunday during this Lenten season to lament in order to express solidarity, help in healing, and support the victims of violence against Asian Americans;
⦿ to show how the ELCA will oppose racism, its death-dealing manifests, and proclaim ways to move forward as a church and society where all God’s people of color can be free to build world of true peace, equality, justice, and kindness with others.
El aumento de la violencia anti asiática relacionada con el COVID está agrediendo física y espiritualmente a las comunidades asiáticas americanas e isleñas del Pacífico. Esta violencia resurgió del pecado histórico y generalizado del racismo en Estados Unidos. Niños y adultos asiáticos americanos e isleños del Pacífico se enfrentan a agresiones con insultos raciales, intimidación, les escupen, lesiones físicas e incluso la muerte. Estos no son nuevos en las comunidades donde viven los Pueblos de Color. Estos actos violentos de racismo han ocurrido y están ocurriendo en ciudades y pueblos de todo Estados Unidos. No se puede permitir que el virus del racismo se desenfrene.
Nosotros, la Asociación de Asiáticos e Isleños del Pacífico-ELCA, hacemos un llamado a nuestra iglesia para que una vez más denuncie inequívocamente el racismo tomando medidas inmediatas para defender, proteger y defender la seguridad y la vida de los asiático-americanos. 1 Corintios 12 nos dice que somos un solo cuerpo con muchos miembros. Este miembro del cuerpo está sufriendo. Carguemos este sufrimiento juntos como un solo cuerpo.
Hacemos un llamado a nuestra iglesia a:
⦿ modelar el ejemplo de Jesús cuya compasión se hizo visible en actos de amor, culminando en abrazar el daño corporal para salvarnos;
⦿ sustentar y avanzar mensurablemente su lucha contra el racismo y la apatía, en todas las expresiones de la iglesia;
⦿ modelar cómo aprovechar la profunda empatía de Jesús como nuestro poder colectivo para luchar contra la violencia y en su lugar promover el camino de Jesús ;
⦿ instar, facilitar e invitar a todas las personas en la esfera de influencia de la ELCA, tanto dentro de la iglesia como más allá de ella, a unirse en esta batalla crucial;
⦿ declarar un domingo durante esta temporada cuaresmal para lamentarse con el fin de expresar solidaridad, ayudar en la sanidad y apoyar a las víctimas de la violencia contra los asiático-americanos;
⦿ Mostrar cómo la ELCA se opondrá al racismo, sus manifiestos que trafican con la muerte y proclamará maneras de avanzar como iglesia y sociedad donde todo el pueblo de Dios de color puede ser libre de construir un mundo de verdadera paz, igualdad, justicia y bondad con los demás.
Thank you to Pastor Maria Paiva for providing this Spanish language translation